Nuestra historia
Empezamos por nuestros amigos y terminamos llegando a toda España
Javier Y Paula
Somos Paula y Javier, nos conocimos aproximadamente hace 4 años en las fiestas del pueblo de al lado. Nos empezamos a conocer y era gracioso porque llevábamos relativamente unos cuantos meses y los amigos suponían que ya habíamos… «Ñiqui ñiqui». Un día surgió la típica conversación de un sábado a las 4 de la madruagada tomando algo con los amigos: ¿cuantas veces lo hacéis? era gracioso, no habíamos hecho nada todavía ni teníamos la presión de hacerlo.
Más adelante ya empezamos a coger confianza, tanta que en alguna ocasión desafiamos la ley del ‘antes de llover chispea’. Y qué angustia cuando la regla no baja. ¿Verdad?. Llevaba una semana de retraso y ya empezábamos a soñar con bebés. Cada vez veíamos más bebés por la calle. Bebés y más bebés. Decidimos que debíamos comprobar el estado en el que podríamos encontrarnos lo antes posible. Nosotros súper ingenuos pensamos: «bueno, para qué comprar un test si seguro que hay un tutorial casero en YouTube.» (Probamos a orinar en un bote y echar unas gotas de aceite, ¡genial! No se juntaron, era negativo. Somos unos genios.) Y empezamos a sacar nuestras propias conclusiones: No había bajado porque estaba nerviosa y eso produce estrés. Es culpa del estado de ánimo.
La tranquilidad me duró bastante poco (Javier), tan solo dos días más tarde seguía sin bajar. Otra vez, vuelta a Google, esta vez sin que Paula lo supiera busqué opinión de fuentes profesionales (médicos) y ninguno decía que las pruebas caseras fueran muy fiables. Nuevamente me planteé comprar el test de embarazo, 99% probabilidad de acierto. Lo pedí por Internet, necesitábamos saber ya que sucedía y tenerlo claro con más seguridad.
Nada más recibir el paquete a casa, invité a Paula venir y le di su regalo: un test de embarazo. Tras media hora de tensión hicimos la prueba definitiva y dio negativo. Lo curioso fue que esa misma tarde la regla bajó.
Aprendimos la lección y desde entonces decidimos actuar con cabeza. Informarnos y conseguir muchos preservativos para no tener excusa.
Así fue como hicimos nuestro primer pedido de ByPlay con 288 preservativos. Comenzamos a comentar la idea a nuestros amigos para compartir gastos de envío y les gustó tanto que nos pidieron otro tipo de productos como lubricantes hasta llegar a decirnos de hacer un catálogo e hicimos el Instagram «@ByPlay_».
Seis meses después ya nos habíamos reunido muchos amigos interesados, le dedicábamos más de 2 horas al día a la cuenta de Instagram. Y esto pareció que a alguien no le debió de gustar, sospechamos que fue un par de personas que se pusieron de acuerdo para denunciar la cuenta de ByPlay en Instagram. Bacatazo, nos cierra la cuenta.
El único lugar por el que contactaban todas las personas con nosotros ya no existía. En esos momentos te llegan pensamientos rápidos de tirar la toalla, volver a empezar era desmotivante. Pero decidimos actuar con cabeza y no dejar que nos afectara y seguimos con el plan. Apelamos nuestra cuenta a Instagram y para nuestra alegría ¡nos la devolvieron! Hasta día de hoy no hemos vuelto a tener este tipo de problemas y que así sea por mucho más.
«A veces hay que tocar fondo para subir con más fuerza»
Al reabrir decidimos no subir solo productos a Instagram, pensamos que podíamos hacer algo más que eso: transmitir valor y así fue. Empezamos a subir artículos para compartir nuestra historia en este tema tan tabú y ayudar a la gente y la aceptación fue genial. Gracias a Byplay hemos conocido muchas personas que han pasado por una situación similar a nosotros. Que han pasado por esos sustos en silencio, sin poder compartir su experiencia o pedir ayuda a alguien por miedo.
Actualmente ya no somos solo Javier y Paula, hay 4 personas más involucradas en el proyecto que están haciendo un trabajo espectacular. Desde aquí agradecer su colaboración y permitir dar a conocer ByPlay en la localidad de San Vicente que sin ellos no podría ser posible. Además de contar con ayuda y colaboración de otras personas de nuestra localidad para poder expandirnos a otros lugares.